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Mostrando entradas de mayo, 2017

Galletas para perro

No saber cocinar es una de las cosas de las que NO estoy orgullosa, pero es mi realidad. Nunca tuve tiempo ni gran interés por la cocina. Mi mamá decía que si trabaja podría evitar ser una ama de casa. Lo que no me dijo es que si quieres un esposo y formar con él una familia, tienes que cocinar, porque cada plato es una forma del amor. Un día antes de que resguardáramos a Helga, compramos una estufa, llevábamos un par de años con una parrilla espantosa y yo me resistía a cocinar en ella. Me recordaba de alguna forma lo indigna que yo era para una cocina amorosa. Por eso compramos la estufa, así Javier sería mi maestranza*, esa suerte de compañero de viaje culinario que te ayuda a cortar, amasar, freír, rebanar, sazonar... a cumplir las cosas que sueñas para que él mismo sea quien las saboree.  Y entonces llegó Helga, con sus caballazos y sus rabietas en las clases, y también su calma por las noches al pie de la puerta. Así que en la tercera semana, yo de vacaciones y el horno s